martes, 20 de abril de 2010

Sentirse valorado, la contemplación y la felicidad

Nuestro error fatal es creer que querer ser feliz significa querer ser valorado.¡Sienta tan bien sentirse afirmado!. Pero este buen sentimiento tiene su raíz en el valor de uno mismo y no en el valor de Dios. Ese camino hacia la felicidad es una ilusión. Y hay indicios. Hay indicios de esto en cada corazón humano incluso antes de convertirse a Cristo. Uno de esos indicios es que nadie va al Gran Cañón o a los Alpes para aumentar su autoestima.

Nuestra autoestima no aumenta cuando estamos frente a profundidades masivas o alturas majestuosas. Pero de hecho vamos hasta allí, y lo hacemos para sentir gozo. ¿Cómo es posible que eso suceda si ser valorado es el centro de nuestra salud y felicidad?

La respuesta es que ser valorados no es el centro de nuestra felicidad. En los maravillosos momentos de iluminación existe una contemplación en nuestro corazón: la salud del alma y la mayor felicidad no vienen de contemplar un gran "yo" sino de contemplar un gran esplendor.

John Piper en "God is the Gospel" pag. 10

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