jueves, 20 de julio de 2017

Meditaciones Puritanas - La oración privada

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1 Tesalonicenses 5:17

Orad sin cesar

El cuarto cerrado en oración solitaria es una obligación necesaria y muy provechosa. Hace mucho por el ensanchamiento del corazón. Cuando alguien busca tratar seriamente con Dios, debe buscar retirarse y estar a solas. Cristo en sus agonías se apartó de sus discípulos. Es notable también que cuando Jacob luchó con Dios, se dice que "quedó Jacob solo" (Génesis 32:24). Cuando se propuso en su mente tratar con Dios con gran seriedad, despachó a toda su compañía.

El hipócrita encuentra un gran deslumbrar de dones en sus oraciones públicas, pero es ligero y superficial cuando está a solas con Dios. Normalmente los hijos de Dios pueden derramar sus corazones con más emoción delante de Él en privado. Es ahí donde encuentra que sus afectos son libres para luchar con Dios. Es ahí donde se encuentra la mayor comunión con Dios y el mayor ensanchamiento del corazón. En privado estamos en plena libertad de tratar con Dios con la libertad de un niño.

Así pues ¿omitiremos este deber en el que podemos ser más libres, en el que podemos estar sin ninguna distracción para dejar libre nuestro corazón a Dios? Las experiencias más dulces de los santos de Dios se encuentran cuando están a solas con Él. Sin buscar a Dios a menudo, la vitalidad del alma se pierde. Podemos esperar tanto brotes y cosechas sin sembrar como una gracia viva sin buscar a Dios. Primero echamos a Dios de nuestro cuarto, luego de la familia, y después de un poco, fuera de la congregación. Si omitimos la oración en secreto, algún gran pecado la seguirá. Alguien que está a menudo con Dios no se atreve a ofenderle tan libremente como otros lo hacen. La relación con Dios, por así decirlo, muere por grados. Aunque se olvide cualquier otra cosa, no debemos olvidar a Dios. Dediquemos a Dios un buen tiempo. Tomemos decisiones prudentes nosotros mismos, y consagremos una parte de nuestro tiempo que encaje con nuestras posibilidades, nuestro curso de vida, y de acuerdo a nuestras capacidades y las oportunidades de que dispongamos.

Thomas Manton (1620-1677) - Obras

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